En este país se sigue reaccionando tarde ante los conflictos y los problemas. Hasta que el conflicto no ha llegado al máximo y las personas implicadas no se encuentran al borde del abismo, no nos ponemos las pilas. El ejemplo más reciente son los desahucios. Han sido miles de familias desalojadas de sus casas, miles de historias de conflicto personal y vital por el hecho de quedarse sin vivienda o en otros casos sin su pequeño negocio por no poder pagar, lo que a su vez ha sido causado por una crisis económica en la que no tienen responsabilidad.